jueves, 15 de febrero de 2007

NUESTRA CASA





Todos aquellos conceptos que asimilamos como normales en la cotidianidad de nuestra vida, aquí, en muchos casos, pierden su utilidad.

Si digo calle, rápidamente cada uno piensa en la suya, o en una general, con aceras y bordillos, farolas o parquímetros, es igual, el concepto “calle” es para todos el mismo; incluso para barrio sésamo.

Las frases que salen de las casas, son las mismas (aquí y allí), que hemos escuchado nosotros, e igual se repiten ahora: - niño no salgas a la calle sin mirar que te puede atropellar un carro.

Sólo que aquí, ésta es nuestra calle, y este nuestro portal.

Y la casa, preciosa, nos obliga a superarnos cada día.

Desde el limpiar (bendito invento la fregona y el escurridor) barrer es lo mismo, pero trapear….trapear es otro cantar (entendiéndose por trapear, pasar una toalla empapada, agarrada o enganchada a un palo, por el suelo) que si bien pueda parecer fácil, nada más lejos de la realidad, el trapo se ensucia fácil, y escúrrelo y límpialo manualmente, y cuando medianamente, y esto es optimismo, engánchalo al palo y que no se caiga a la mitad de la pasada.

Por no hablar del mantenimiento de las letrinas, con cuyos desechos, se supone debiéramos hacer abono. O de la pila de agua (acopio y reparticiones).

La despensa y las alacenas, son algo realmente importante. Los dos primeros días nos quedamos sin comida por dejarla encima de la mesa. Vacas, perros y gallos hambrientos, que aunque parezca imposible, tienen sus buenas mañas.

En fin, cada día es un reto, y los vamos superando, con gran jolgorio para la comunidad, con cada una de nuestras desventuras.

En un mes, seremos como autóctonas. Seguro.

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