miércoles, 26 de marzo de 2008

POST MARCHA

Sería inútil volver con la misma cantinela de pedir disculpas a nuestros lectores y reafirmar, nuevamente, el compromiso, de escribir más a menudo en el blog. Todos sabemos que hay cosas imposibles de cumplir y tal parece, que ésta, es una de ellas.

Ya llevamos un mes aquí, un mes del 2008.

La salida fue, cuanto menos, dura y emotiva.

REQUETECREA 2008. EN CASA




Y cual nuestra sorpresa, al llegar a Santa Marta, y ver que la casa, ya no iba a ser “nuestra casa”, por que no tenía condiciones de hogar (ni luz, ni agua, ni muebles, ni baño, ni cocina) y sin pereza, con el sol en la espalda, (y en la cabeza, y en las piernas y en los brazos…ese sol del que nadie se puede esconder), recorrimos toda la comunidad, en busca de un nuevo hogar, o por lo menos, cuatro paredes medio acondicionadas.

Ahora vivimos en el barrio de la clase alta, bueno no es cierto, la colonia (barrio) es la 10 de octubre, en honor al primer retorno, desde el campo de refugiados de Honduras, en 1987, nuestros vecinos viven en adobe y lámina. Pero ésta, nuestra casa, que sí es de la clase alta, hecha a base de remesas (dinero enviado por los ilegales de los EEUU) tiene baño dentro, y cocina, y las paredes están pintadas de azul, y hay ventanas, y un jardín plantado, con caminos y una farola. Tiene una verja que nos cuida y nos hace sentir más inseguras que cuando no la teníamos (ironías de la protección).
Una casa que todos quieren visitar, (un water aquí es todo un lujo desconocido, o cosa de película.)

Así pasamos las noches, en una burbuja que nos aleja de la comunidad, que nos hace pensar de qué sirvió la lucha, si ahora sus hijos se van a los Estados Unidos, de mojados, de pisados… de ilegales, para enviar dinero y construirse una casa que no alquilan a los locales, solo a los extranjeros, de delegaciones que vienen a “ayudar a la gente”, a su gente, desde ésta casa, la casa de los ricos, de los gringos, como se la conoce en santa Marta.

Quisiéramos otra, una santa marteña, pero la cooperativa de la tierra nunca tuvo en cuenta la posibilidad de los alquileres, en el reparto de las parcelas comunitarias.

Estas paredes, pintadas de azul, con cuadros de mansiones tipo “barbi” como única decoración, solo nos recuerda, que éste no es nuestro hogar, que Santa Marta solo es un tiempo, que su historia no es nuestra historia, que su proceso, no es nuestro proceso.

Y que incluso aquí, las verjas siguen separando las casas de adobe y lámina, de las de ladrillos, con paredes pintadas de azul.

VIDA A LA VIDA



Varias veces, intente, inútilmente, escribir sobre lo que aconteció, diré, que desde agosto. Pero no fui capaz, pese a mi cabezonería y a mi orgullo.
No se cómo, o qué, escribir, cuando la vida, la nueva vida, se presenta sin avisar.
No se como escribir, o describir, emociones que nos superaron. Los miedos, las dudas, el vértigo… que se emparentaban de igual a igual, con la alegría y la ilusión. Sobre todo la ilusión.
No se como transmitir, o anunciar, la llegada de Maia al proyecto.
Como se escribe sobre la transformación física y emocional de estar generando vida, de compartir ese proceso, verlo desde dentro y desde fuera. Aceptar los cambios, abrirle paso a lo nuevo, a la continuación.

La segunda generación de las sin carpa en camino, una niña. Querida y esperada por una familia, por un proyecto, por una comunidad.

Y a la publicación de estas líneas, con nueve meses de retraso, Maia ya estará en casa, en los brazos de Myriam, y todas las dudas y miedos, todos los desvelos, todo el vértigo, se hayan transformado, en nuevas dudas y miedos, desvelos y vértigos.

Y la seguridad absoluta de haber creado unos lazos, para siempre indisolubles. Cordones invisibles, que las unirán de por vida, de un modo incapaz de ser imaginado, por nadie que no haya dado a luz, que haya trasformado su ser en dos, que haya entregado a la vida, una nueva vida.

Bienvenida Maia.

DE FIESTAS



Y diciendo adiós a lo grande, decidimos hacer una fiesta de disfraces para despedirnos, en el garaje de la comunidad, cuatro paredes de ladrillo, rematadas en alambre y techo de lámina.

Aunque planeada para las cuatro de la tarde, empezó con horario salvadoreño, a las cinco, y terminó a las seis y media, por falta de luz.

Invitada la comunidad al pleno, disfrazados llegaron cuatro españolas (nosotras), tres gringas (ellas) y la policía. El resto de la gente, mujeres, jóvenes, niños, ancianos, hombres… nos miraban divertidos. Y pensando…si es que están locas estas pobres!
Sin ninguna excusa, todos y cada uno de ellos, se vistieron con el regalo de una nariz roja (cortesía de los amigos payasos de Chus y Agus los payasos) y nos hicimos fotos de grupo, de parejas, de tríos, de “a uno”…

Con las narices iba el refrigerio, pan dulce y café, cortesía del foro de Azuaya (viva Extremadura), un espectáculo de magia, canciones infantiles y la muestra de fotos de todo el año.

Luego dijimos adiós, y nos fuimos... A otra fiesta en casa, con nuestros amigos y una caja de cervezas. Bueno, dos. Éramos muchos.

Y el proyecto se cerró el 14 de diciembre en la Escuela de Verano, organizada por Ades y Educación sin Fronteras, cuando ya estábamos en casa (en la suya, en el mejor de los casos, en la de nuestros padres en el caso de las otras dos), con las actuaciones de todos los grupos, (como esto está escrito post-salida, ya sabemos que la compañía no actuó) fire dance, magos, universitarios, cocosi; y la última fiesta, fiesta de animación infantil para cerrar la escuela, del grupo capacitado en agosto, por esa cantidad de voluntarios.

Llegamos a Sensunte, a decir adiós a la familia, con otra fiesta, (como no), esta más tranquila, comida y bañito piscinero en “la zona verde”, club para éste tipo de eventos, (el de decir adiós a españolas no, el de reuniones familiares)

Y nos despedimos, despidiéndonos de los coleguitas (Alvan, Toño, Archi y Víctor), esa noche, en las fiestas matronales de la ciudad, con un concierto, un desfile de mises y misters (o misteres?) y el paseo de la Dama más guapa de ese año.

Y se acabó.