sábado, 26 de abril de 2008

Tristes noticias, que viniendo de este pais no se como me sorprende, hoy en el colte he regañado mucho a un alumno que se ha quedado dormido en clase, y su unica disculpa fue que no habia pasado buena noche.
La verdad es que no duerme desde hace una semana, por que estan amenzados por alguna de las maras, y si no pagan, alguno es asesinado.
Quizas pudieramos creer que por la boca muere el pez, pero hace menos de un mes mataron al unico hijo de otro que no quiso pagar.
Sin poesia, y con la prosa de este pequeño pais, no mas grande que la provincia de badajoz, y tan llena de miserias humanas que nos ahogan, cada vez mas y con un terrible sentimiento de culpa, doy gracias por ser extranjera.
A veces todo es una mierda.

lunes, 14 de abril de 2008

I-MAQUINA-T




Despuntando el grupo universitario, ya tiene nombre, (que después de un año ya está bien) CHILTIK DE SANTA MARTA, en Nahuat, “los rojos de Santa Marta”.

Después de haber presentado la obra en diferentes lugares y eventos, a petición de una ong internacional DGH (Médicos por la salud global) no intentéis hacer concordar las siglas con el significado…va en inglés! Este sábado 29 han grabado un video promocional, en colaboración con la Universidad Nacional, Cocosi y Radio Victoria.

En el cine teatro de la universidad, a puertas cerradas, preparando el sonido, las cámaras, calentando, arreglando los últimos detalles, entre risas, propuestas, maquillajes, cansancio… vamos consumiendo el tiempo hasta la una y media que abrimos al público.

Nos sentimos una más, ni por encima, ni fuera, esto es tanto nuestro, como suyo.
El trabajo de un año.

Primero con risas camufladas y luego a carcajadas, los espectadores dan la aprobación a las propuestas del escenario. Y el I-MAQUINA-T se graba.

Pero de todo, lo mejor, es la ilusión por las puertas que se abren…

JACOBO, EN EL TUNCO. POR CASUALIDAD.

Dedicado a todos los que por aquí pasasteis, a las visitas, a los ocasionales, a los temporales.
Y a todos los que os fuisteis, de regreso, de ilegales, por tiempo, para siempre

Sigues aquí aun después de haberte ido, en las conversaciones y en los entrenamientos nocturnos a la luz de las bombillas enganchas en las tres palmeras.
Sigues en el aire y debajo de casa; en la cocina de piedra y hierro; tu música de tambores aun resuena.
Pero sobre todo sigues aquí en tu risa, o en las nuestras contigo.

Y seguirás por largo tiempo, con todos los que aprenden y aprenderán en tu tobogán para patines.
Para los cientos de personas que pasen por aquí será un entretenimiento más, pero para nostras que sabemos su origen y sus momentos, al igual que a ti, nos hace participes de la historia de este lugar, aunque solo sea por conocerla y haberla compartido como observadora ocasional.

Y así quedarás, quedaremos, para siempre, durante algún tiempo.

EL SIETE

Salimos temprano para que el sol no nos quiete el ánimo, seguimos una vereda que no podría repetir por los innumerables desvíos que lo cruzan.
Y en diferentes partes, diferentes historias.
Pero ni las fechas, ni los soldados, respetaron la linealidad del camino y así masacres, vidas y días, se mezclan y solo mantiene un orden lógico en la memoria del Siete.

En ese camino sin orden, se quedó su vida, su familia, se quedaron las milpas arrasadas con nápal, los tatus (agujeros en la tierra a modo de cuevas, donde se escondía la gente cuando bombardeaban), las esquirlas y grandes boquetes de las bombas.
Quedaron las tumbas con nombres y las fosas comunes que nadie se atrevió a reclamar.
Quedaron las violaciones, los cuerpos sin cabeza y las cabezas en estacas.

Y todo eso me lo contó y me lo cantó, por que a cada masacre de los alrededores, Santa Cruz, Peña Blanca, el Chamoco… les había puesto letra y música.
Y a cada enfrentamiento con los soldados, también.

El Siete nunca volvió ser nadie más, con su nombre de guerra pasa los días rememorando estas historias, la suya, haciéndola inmortal mientras el viva, e intentando buscar una lógica que no existe.

DINA

DINA

Dice que su hermana pasó todo el día rezando, como si supiera que la iban a matar.
Dice que cuando oyeron los primeros disparos allá por la escuela, mientras rezaba, la hermana le dijo que fueran a tortear, así igual no las mataban por estar haciendo tortillas.
Pero como ella era la pequeña la mandaron para la casa, con la mamá y los hermanos más pequeños.
Dice que vio como primero, de un solo balazo le volaron el brazo izquierdo, que fue a para allá lejos. Que la hermana no soltó la masa, y que los soldados se comieron la pila de tortillas que había hecho desde que oyó la balacera..
Que aun así, sin soltar la masa con el brazo que le quedaba volteó a mirarla, con aquel chorro de lágrimas que le caían por la cara.
Que aun volvió a mirar a los soldados, y otro, el que disparó no, otro, dijo:
-remata ya a esa vieja puta, así no la vas a dejar.
Y aquel puso el arma en el pecho y disparó aventando el cuerpo de su hermana hacia atrás.

(Mientras lo dice imita con su cuerpo, con los brazos extendidos, como se fue hacia atrás.)
Dice que a su otra hermana, que estaba embarazada de siete meses, la abrieron y aventaron al bebe arriba para que al caer se clavara en el cuchillo de este porte (hace la medida con los brazos) que llevaban en el arma.
Y allí también la mataron a ella.
Y que los soldaos dijeron que nada de enterrarlas, que nada de llorar, que sino también las iban a matar. Y allí nadie lloro.
Nadie lloró mientras los cuches (cerdos) y los perros se las comían, ni cuando todas las moscas las revoloteaban.
Nadie lloró cuando los soldados se fueron un poco más lejos.
Ni cuando la mamá vio que una cuche se llevaba el brazo de su hija y le mandó a que fuera a por el, ni lloró cuando no pudo alcanzarlo por que la cuche se fue directa para donde estaban los soldados.

Dice que por la noche la mandaron a la casa de la vecina:
-ve y dile que me las mataron y que me ayude a meterlas adentro de la casa.
Que con susto y todo fue y que la vecina le dijo que no se afligiera, que hoy las mataban a ellas y mañana a otras.
Pero fue a ayudar a meter a las muertas a la casa y velarlas, sin velas, para que los soldaos no volvieran.
Pero volvieron.
Otros.

Dice que uno preguntó quienes eran las que se hacían las muertas, y la mamá curada de miedo o valiente de miedo, o rendida o sin rendirse, por que ella era así, no se callaba, dijo:
-Ninguna de hacerse la muerta, que ayer me las mataron.
-eso fueron los guerrilleros.
-nada de guerrilleros, esos eran como ustedes, vestidos como ustedes, eran ustedes.
-nosotros no matamos mujeres.
-eran ustedes.
Y ellos la agarraron por la cabeza y la rempujaron contra la pared:
-cállese vieja pu…
Y le dijeron la gran palabra. (se tapa la boa con la mano)
-aquí te vamos a matar.
-pues entonces les pido un favor.
Y todos allí, siendo unos bichos (niños) la oímos decirlo.
-si me van matar maten a todos mis chinos, por que si yo les falto quien les va a dar de comer.
-no se preocupe vieja, ahí le vamos a complacer.
Y así nos agarraron a toditos contra la pared, a la par de mi mama, con el fusil aquí en el pecho (y se señala) y quien sabe si Dios mandó al soldado que entró, porque les preguntó que qué pasaba, y les mandó fuera y luego nos dijo que nos fuéramos adonde fuera, por que la próxima vez no iba a estar y no nos iba a salvar.

Dice que los soldados aún agarraron a mi vecina y sí la torturaron, por que había ayudado a meter a las muertas.
Pero la vecina que era grande y topaba con la viga y el suelo de puntillita (se levanta y se pone de puntillas mostrando con la mano como llegaba con la cabeza a la viga) no la pudieron ahorcar, y le cortaron la piel de las manos, así por delante y por detrás (lo explica con gestos) y ellas les dijo:
-ingratos si me van a matar déjense de pendejadas y no me torturen.
Y la mandaron correr y así los grandes disparos en la espalda y se calló muerta para adelante (y echa el cuerpo para adelante como la muerta)

Y así los siete muertos, por que mi sobrino, el que le sacaron a mi hermana también era persona, fueron enterrados de prisa en una fosa común.

Dice que ese día todavía cruzaron el Lempa y llegaron a Honduras. Y en una casa sin luces y sin llorar tirados en el piso llamaron a la puerta
-la autoridad- dice que dijeron, y que cuando entraron pusieron a los hombres es un lado y a las mujeres a otro y a los hombres les mandaron tumbarse y ella se extrañó por que si fueran soldados salvadoreños era a los hombres a los que se llevaban para matarlos.
Dice que pensó que ya iban a matar a su mamá y a las otras mujeres y que trataba de ponerse en la fila para irse con ellas pero que la mamá la rempujaba y así como tres veces hasta que un soldado dijo:
-déjela señora a ver si aguanta.
Y que la mamá la volvió a rempujar y allí se quedó.

Dice que se llevaron a las mujeres y que los hombres no pudieron hacer nada.
Que su mamá volvió como a la una y que contó afligida como oía los gritos de las más jóvenes que se las habían llevado para otro lado y las estaban violando.
Mi otra hermana tenía 14 años y se la pasaron un montón de soldados pero que había otra de 12 años que no lo soportó.
Que su padre pensó que allá era más peligroso y se regresaron, por que no habían llorado a sus dos hermanas y ya habían violado a otra.

Dice que tenía 13 años.

Dice que siente más lo de sus dos hermanas que a la que violaron, por que esa se fue al monte (guerrillera) y allá la mataron, pero murió defendiéndose y sin embargo las otras dos torteando estaban.
Un año más tarde ella también se fue al monte, hasta el 87 que regresó embarazada a Mesa Grande (el campo de refugiados) y después vino con el primer retorno a Santa Marta.

Y aun dice más cosas.

Y sonríe.

Por que desde ese día ya no llora.

Nunca.

LA VIDA LLENA DE VIDA.

Santa Marta sigue siendo la misma, pero ya no es igual. Le faltan colores.
Nosotras seguimos siendo las mismas, pero ya no somos iguales, nos faltan colores.
Hace un año sabíamos que no solo serian 10 meses y así El Salvador se nos reveló de una manera distinta, más duradero, más hogar, más nuestro.
Hoy sabemos que estos son los últimos meses y El salvador se nos revela, de nuevo distinto, temporal, extranjero, menos nuestro. Y al cambiar los colores de Santa Marta, cambiaron los nuestros, queriendo pasar por estos lugares, por esta gente sin demasiada emotividad (ingenuas) como una etapa más en el camino. Nos asusta creer en la inmunidad afectiva, pero a la vez confiamos en poder resguardarnos en ella.

Duele, la vida tan llena de vida, sin vendas, sin edulcorantes, duele.

Sabemos que no podía haber sido de otra manera, que nosotras elegimos, pero eso no hace que nos sintamos mejor.
No ha pasado nada especialmente difícil… los jóvenes se siguen marchando de ilegales a los Estados Unidos, los estragos de la guerra se siguen revelando, el proyecto va bien. Las miserias, los tiempos y las formas de hacer de aquí, los despropósitos políticos y sociales, el compromiso o la falta del mismo, las luchas individuales y populares…todo igual, igual que el año que llegamos, el que estuvimos, y el de antes de irnos.
Igual que hace un mes, una semana, dos días y ayer.
Igual.
Igual que mañana, que dentro de 5 meses y que el año que viene.

Y el cambio más grande, es el nuestro, que siendo las mismas, ya no volveremos a ser igual. Que somos de la comunidad, sin ser de ella.