UN BUEN DÍA

Ayer sábado, fué un buen día, nuestra primera actuación en la comunidad, y la de los "cocolocos" en el foro VIH e inmigración.

Fue muy bien, disfrutamos e hicimos disfrutar. Aquí el humor es muy básico, las caídas, lo escatalógico, las palabrotas, los colores alegres de los trajes, los zapatos gigantes, los maquillajes......

Por la tarde, Antoñito Huevos Fritos, un malabarista granaíno, nuestra visita de fin de semana, hizo un espectáculo en la plaza de la comunidad.
Esta plaza, nada tiene que ver con el concepto de nuestras plazas. Es una explanada, la más grande, donde se pasan las tardes a la sombra de las ceibas, bebiendo leche de soja, comiendo rosquillas de plátano y azúcar, y si eres hombres, jugando a las cartas.

Enseguida se hizo corro, viejitos y niños que en su vida habían visto nada parecido, cómo miraban, cómo reían: cómo aparcaron el resto de sus vidas, dura la más fácil, y por una hora, sólo la magia del payaso y las mazas.

Estamos felices, seguimos felices. Nos gusta salir y que la gente nos salude; preguntarles por sus dolencias, por sus hijos en los estados (unidos); por si llegó el carro de la fruta...

Y el vecino nos cuenta que mató una res, quiere saber si quiremos carne para sopa.

La chica joven, casi niña, nos presenta a un niñito de 4 años, que no es suyo, sino de su hermana, que se fue de ilegal y traspasó la responsabilidad.

Kevin, con 5 años, que sobrevive entre familiares porque su madre lo abandonó, nos cambia flores para el pelo, por besos y juegos.

Y Lucita, y Leti y Osmel, Jaime, Peter, Lita, Chilo, Don Luis, niña Eugenia....(que hace tiempo que no vemos), Sandra, Josué, Elvis, Pedro, Camilito......y más y muchos, que empiezan a diluirse en nuestra vida, que empiezan a ser borrosas. Las líneas de su historia con las nuestras, que empezamos a formar parte de la comunidad....

Ya hay rutinas de calles, y de noches, a las 7 de la mañana, desde el corredor, vemos a las niñas que van a la escuela, y algunas nos saludan, a gritos, y conocemos sus nombres.

Por la noche, la visita casi obligada de los catastróficos, siete calaveras, con más peligro de futuro que cualquiera. Pero ahora, después de todo un proceso de tira y afloja midiendo fuerzas, llegan a casa dando las buenas noches, con canciones de amor fatal y unas guitarras elaboradas con arte y amor en los botes de suavizante.

Anoche, con Antoñito Huevos Fritos, se dedicaron a las pelotas y las risas.

Antes de anoche, trajeron un libro con historias de miedo y en la mecedora se leía a Fausto, mientras se acercaban disimuladamente y miraban a la oscuridad de la calle, intentando asegurarse que el perro no tuviera los ojos rojos inyectados en sangre.

Estamos felices.

Nos gustaría poder transmitiros todas estas sensaciones y emociones, y el único simil que aparece, es un juego (como no). En verano o en invierno, encontrar la temperatura corporal justa y perfecta, ayudada por sombras, mares o café con hielo si es verano; abrigos, guantes o chimeneas, en el frío.

Puedo jugar con la ventaja de las horas, si refresca por la noche, o con el sol del medio día.
Yesta armonía, que dura unos segundos, entre el clima y el cuerpo, es el premio, es la perfección.

Pues aquí, ahora, es como si esa armonía hubiera roto la barrera de los segundos y se hubiera instalado.

No deja de ser una sensación, pero claro, hay días muy duros, historias muy duras, terribles. Y miedos y dudas.

Evaluamos muy seguido para no perdernos en cosas que no nos corresponden, para mantener la cabeza fría, para no dejarnos arrastrar por la miseria, por las soluciones de parches, para sanear emociones que nos sobrepasan, para controlar la indignación que produce la realidad, para no ser optimistas en exceso.... nos ponemos melodramáticas.

Y anoche, después del ensayo con los catastróficos, cena de españoles con Antonio y Ana, con las Mairas, con vino, jamón, aceite de oliva, tortillas de maíz y frijoles; con conversaciones de teatro, de viajes, de recuerdos, de futuros. con cerveza fría y sandía de postre, nos tomamos nuestro vaso de remedio para la cabeza y el alma.

Y brindamos por un buen día