miércoles, 28 de marzo de 2007

UN MUNDO DE MUNDOS

Aprovechando el fin de semana en San Salvador, por eso de darnos de alta en la embajada y recoger las invitaciones a la recepción con los reyes (ingenuas, no fuimos incluidas), paseamos por los diferentes mundos de la capital.

Las calles mercado hasta arriba de gente, de cosas, de ruidos, el orden más caótico jamás organizado...

La universidad nacional, forrada de carteles dirigidos a la poli y al gobierno "Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos de vuelta" (tarde, porque ya hayaron el cadáver), de uno de los líderes estudiantiles, aún se respira ese aire juvenil de lucha, de inconformismo, de cambio, de preguerra, que España perdió en la década de los 80.

Nos quedamos a dormir en una de las casas que Adess, con ayuda internacional, alquila para estudiantes. Ésta, de 17 jóvenes de 2º y 3º año de carrera, donde comparten cuarto entre 3 ó 4, y ordenador entre todos; estudian en las literas, en la hamaca, en el suelo... ni un sólo mueble, ni una de esas mesas o rincones de estudios, tan necesarios para sacarse la carrera. Tan responsables, tan consecuentes, tan conscientes...

El rito maya del solsticio de primavera, en las ruinas de San Andrés. Unos pocos representante indígenas del pueblo naguat, los tatas (padres ó sacerdotes), y las nanas (madres o sacerdotisas), algunos turistas, pocos nacionales, bastantes cabezas amarillas, y un grupo scout, sacado del mejor barrio de la capital, tan surrealistas, ahí parados, con sus camisas impolutas, tan lejanos a El Salvador que estamos viviendo, tan creídos en sí mismos...

Descalzas y a sol descubierto, invocamos a los espíritus en cada uno de los puntos cardinales, protectores, benefactores, guerreros, sabios....nos dejamos llevar hasta ese punto, casi de inconsciencia, danzando en círculo, hasta la hoguera, a ofrendar semillas, cacao, luces, en favor de la paz mundial.

Dos guardias, arma en mano, vigilan desde el cerro vecino.

Y la madre tierra, y el padre sol, recogen nuestras peticiones. Es época de plantaciones.

Esa noche, en la catedral, acto conmemorativo a la muerte, asesinado de un tiro en la cabeza, hace 26 años, de Monseñor Romero.

El día de su entierro, el pueblo enardecido, empeñado en acompañar por las calles el féretro del buen pastor, dejando 50 vidas más a balas indiscriminadas de la policia nacional.

Vídeos, carteles, fotografías, canciones, números, fechas, nombres, que ponen los pelos de punta, que indignan hasta lo impensable, llegando a odiar y amar al género humano a partes iguales.

La historia del país es una serie de despropósitos, de abusos, que desbordan los límites de nuestra imaginación en lo más oscuro.

Afortunadas nosotras (siempre), que despedimos el acto con los Guaraguao (autores de qué triste vive mi gente en los techos de cartón), en directo.

Domingo 27, día internacional del teatro, encuentro-exposición y muestra de lo que se mueve en el país; en metrocentro (centro comercial al mismo nivel que el de la Moraleja. Con ese orden, esa limpieza, esos precios...)

Y nosotras que nos movemos, en dos días, entre estas lineas divisorias, con toda licencia; por extranjeras, por chelas (blancas), donde unos no llegan, y donde otros no miran.

1 comentario:

noah dijo...

es lo que tiene llegar a las grandes cities, sea donde sea en el mundo....todos esos diferentes mundos y vidas encontradas en los mismos metros cuadraos....es pa reirse o no??
miriam querida que te quiero mucho y gracias a las dos por hacerm,e sentir otro pais , otra vida con vuestros escritos ...
fuerza sonrisa y salud
te kiero guapa