lunes, 14 de abril de 2008

LA VIDA LLENA DE VIDA.

Santa Marta sigue siendo la misma, pero ya no es igual. Le faltan colores.
Nosotras seguimos siendo las mismas, pero ya no somos iguales, nos faltan colores.
Hace un año sabíamos que no solo serian 10 meses y así El Salvador se nos reveló de una manera distinta, más duradero, más hogar, más nuestro.
Hoy sabemos que estos son los últimos meses y El salvador se nos revela, de nuevo distinto, temporal, extranjero, menos nuestro. Y al cambiar los colores de Santa Marta, cambiaron los nuestros, queriendo pasar por estos lugares, por esta gente sin demasiada emotividad (ingenuas) como una etapa más en el camino. Nos asusta creer en la inmunidad afectiva, pero a la vez confiamos en poder resguardarnos en ella.

Duele, la vida tan llena de vida, sin vendas, sin edulcorantes, duele.

Sabemos que no podía haber sido de otra manera, que nosotras elegimos, pero eso no hace que nos sintamos mejor.
No ha pasado nada especialmente difícil… los jóvenes se siguen marchando de ilegales a los Estados Unidos, los estragos de la guerra se siguen revelando, el proyecto va bien. Las miserias, los tiempos y las formas de hacer de aquí, los despropósitos políticos y sociales, el compromiso o la falta del mismo, las luchas individuales y populares…todo igual, igual que el año que llegamos, el que estuvimos, y el de antes de irnos.
Igual que hace un mes, una semana, dos días y ayer.
Igual.
Igual que mañana, que dentro de 5 meses y que el año que viene.

Y el cambio más grande, es el nuestro, que siendo las mismas, ya no volveremos a ser igual. Que somos de la comunidad, sin ser de ella.

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